El onmibus se dirige a "Destino".Voy en el último asiento.En la radio del bus, a todo volumen, Zitarrosa canta: "Stefanie, no hay dolor más atroz que ser felíz..."
En mi viejo discman, ese que mis nietos miran con alevosa sospecha cuando me lo pongo en el morral, el Tema de Lara, inunda mi alma de emoción y recuerdos.
Es hora pico. La gente retorna del trabajo y en un rato buscará en una cerveza y una novela brasileña, aliviar el bochorno de la sensación térmica: cuarenta grados.
Montadas a lomo de mi música, las imágenes de una vieja película invaden la realidad: El doctor Zhivago sentado en el tranvía, ve por la ventanilla a Lara después de muchos años y una triste y no querida separación. Corre hacia la puerta. Baja a la acera. Intenta alcanzarla, pero su corazón le juega una mala pasada. Ella no lo ve. Sigue su camino y jamás sabrá, que allí murió el amor de su vida, el padre de su hija. Tengo debilidad por esa secuencia,que guardo en mi colección de películas favoritas. Vuelvo a la realidad. Veo por la ventana el paso de la gente. Entre muchos, alguien llama mi atención. ¡Es Ella! ¡Ella! Sigue bella, continua tan igual a ella, la mujer que amé a sus quince y yo veinte, cuando era más el apuro por vivir que mis ganas de quedarme en la estación del amor. ¿Acaso no fue allí donde se aparcó mi corazón para siempre? La veo. Mi pulso se acelera. Me pongo de pie y camino hacia la puerta de salida. ¡Quiero detener el mundo! Sigue su camino con andar apurado. Aquí nadie me abre paso. A empujones sigo hacia la puerta. ¡Es ella! "Dejenme pasar." Tiene que saber que la amo como a los veinte, como a los treinta, a los sesenta, como siempre.
"Amor mío. Espera,voy hacia vos..."
(Dedicado a J.J. y M. que se acaban de encontrar después de 50 años).
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Entrañable historia narrada con inmejorable acento oriental, marcada por el calor funesto del verano de estas latitudes. Un beso grande Cass
ResponderEliminarQue lindo debe ser reencontrarse con ese amor de juventud que siempre nos persigue y le llevamos dentro de nuestro corazón ..un bella historia .
ResponderEliminarABRAZOS.
Dulce y entrañable mientras ha sido un relato, al pasar a ser una historia es emotivo y sentido. Los finales felices me enamoran, un abrazo grande
ResponderEliminar¡Woww! Nunca es tsrde si la dicha es buena. Y un detalle precioso como recordatorio a esas dos personas que se han encontrado tras tantos años. Aún queda una oportunidad.
ResponderEliminarUn beso muy grande.
Bus, tren, tranvía... ¿qué más da? Lo esencial es lo que sucede, los sentimientos, las causas y los efectos. Una vida, la de Lara, tierna y apasionante, a la vez que difícil y caótica. Seguramente como más de un anónimo con el que compartimos viaje en el bus, tren o tranvía cada día. Bonito recuerdo y bonito homenaje. Gracias por participar. Besos
ResponderEliminarMuy bueno. Rememorar una escena de película, y que la vida nos de una oportunidad similar de reencontrar al amor de nuestras vida.
ResponderEliminarMe ha encantado. Un abrazo
Es fantástico que después de tantos años dos personas retomen algo que quedó con final totalmente abierto, como a la espera de algo más. Tu relato me parece muy tierno, tanto que llegas a hacernos sentir el momento.
ResponderEliminarMe alegra volver a leerte ;-)
Besos grandes
Pero que hermoso! Despues de 50 años volver a reencontrarse con la misma pasión de los 20. Historias de amor así, merecen ser contadas.
ResponderEliminarBss.
Ainssssssss... y las incurables románticas como yo siguen soñando.
ResponderEliminarUn beso.