A CIENCIA CIERTA
En ningún bolsillo de un viejo sacón, me quedará olvidado un "te quiero".
En ningún armario, colgado de una triste percha, lucirá mi sonrisa, como un viejo disfraz.
No, nunca, jamás el destino podrá decirme en la cara, que no he querido lo suficiente.
Porque he dado, he querido, y disfrutado, lo que la miel de mi pecho, tuvo a bien entregar. Y más...
Y si ha dolido...
Y si he perdido...
Si en la cuenta de los triunfos, no está el éxito de algún aplauso...
Para eso quedarán los besos tiernos, apasionados, inmaculados, eternos, de los fieles amores que en mi vida me han abrazado.