Que no digan, que no cabes en mi mano,
pájaro alegre de la mañana.
Que no piensen
que al otro lado de la ventana
no estarás.
Que no crean,
que porque existen los fantasmas,
la vida me va a llenar de miedos.
Tu suave forma de decirme te quiero,
se ha quedado en el tiempo breve,
muy breve de un beso.
Que no digan,
que no crean,
que no teman.
La esperanza existe y cabe en mi mano,
como cabes tú, ave de paso.
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