LOS JUEVES UN RELATO:
HABLANDO CON LAS ESTATUAS
Las luces de un anochecer sin luna, apuraban mis pasos por los empedrados húmedos, de la mágica Praga.
En el cruce de tranvías y recuerdos, surgiste como una aparición sin que yo te buscara y ahí me enamoré de vos y de tu ciudad para siempre.
Desde ese día agonizante de imágenes y bellezas robadas a una febril imaginación que parió una visión encantada donde vivir y amar, el bronce se hizo carne en mi, y con ojos apasionados y pasos saltarines, bailé con tu música, adorable flautista.
Dicen que representas el imponente fluir del Amazonas, tan próximo a mi Río de la Plata.
Yo huía del miedo a la noche, hacia el hotel que me cobijaba.
Tu imagen me deslumbró y quise captar tu esencia con mi cámara, sin preocuparme de la hora y de la noche que avanzaba con sus temores, en el jardín de la plaza Senovázné Námestí.
Intenté quitarte la venda de los ojos, tonta alegoría de lo que el enamoramiento hace con nosotros, sabiendo al final de la noche, que sería yo, la que ya no tendría ojos más que para tí.
Ahí te quedaste y ahí me quedé, para renacer todos los días, no bien apunta el sol, como sombra al pie de tu danza, que sigue cantando viejas canciones, suavemente melancólicas.
........